Muchas veces me encuentro con personas con una situación económica limitada y con dificultades para pagar las sesiones de psicología u orientación. Se trata de un seguimiento que verdaderamente necesitan, pues estamos hablando de su salud mental o la de su hijo, de su matrimonio, de su futuro, de la base de su felicidad… y muchas variables más que son, sin lugar a dudas, las más importantes de su vida.
Es cierto que todos estos servicios de salud mental o de pedagogía (como la orientación escolar) deberían estar al alcance de todos y ser servicios que funcionen bien en los centros públicos. Pero no es del todo así. No porque no haya buenos profesionales en los centros educativos o en los hospitales, sino porque el sistema es muy precario y está mal, y no pueden ofrecer una atención de la calidad que estos ámbitos merecerían. De ahí, el alto grado de fracaso escolar o de descontentos con la salud mental pública, donde te atienden una vez cada 2 meses, con suerte. De modo que esta necesidad tan básica y tan importante debe pagarse muchas veces íntegramente por lo privado.
¿Cuánto vale una terapia?
Primero diré que el precio medio de una sesión de psicología en España está entre 50€ y 80€, aunque normalmente la primera sesión suele costar entre 60€ y 100€, por durar más tiempo y tener una enorme carga de trabajo posterior a ella: estudiar el caso, diseñar el programa de intervención, corregir evaluaciones, etc. Si la sesión es de Psicología Educativa u Orientación Escolar, quizás sea más barata: entre 30€ y 70€.
Pero, por supuesto, una terapia dura varias sesiones. En ocasiones, hay casos en los que con una o dos consultas se encuentran las orientaciones necesarias para que la persona solucione el problema pos sí sola, pero no es lo normal. Por desgracia, es frecuente que se posponga la decisión de ir al psicólogo, de pedir ayuda y de atender nuestra salud menta, y cuando dan el paso llegan graves y necesitan mucho más. No creemos en la psicología: nos parece algo de gurús, de locos o de inmaduros. Parece algo negativo.
Como decía un amigo: el día que decir «necesitas un psicólogo» suene igual de neutro que decir «necesitas un dentista» la cultura habrá cambiado. A veces parece casi un insulto; cuando un psicólgo es un profesional que simplemente puede ejercer de asesor o de formador que da herramientas, soluciones o consejo especializado, y no solo un terapeuta. Más allá, si tuvieramos emptía veríamos la enfermedad mental como algo circunstancial: no confundiríamos la enfermedad con la persona y no pensaríamos que la psicología es para locos sino para personas con síntomas temporales.
Normalmente, una programa de terapia no baja de 8 o 10 sesiones, y frecuentemente (por la gravedad de muchos casos) dura entre 24 y 36 sesiones (entre 1000€ y 3000€). Y hay que sumarle las evaluaciones, que a veces son un extra de 100€, 300€… incluso 900€ en casos complejos.
Y a veces esta necesidad recae sobre familias menos favorecidas, en las que invertir en salud mental o en educación supone para ellos renunciar a ocio, vacaciones, necesidades de la casa, suprimir su capacidad de ahorro o de previsión de futuro, e incluso tener que pedir un préstamo a un familiar o al banco.
¿Es cara la salud mental?
Si lo miras bien, 2000€ (precio medio de una terapia completa) realmente no es tanto dinero y es más que asumible para la mayoría de familias: muchos tenemos un coche (y a veces valen mucho más) o una hipoteca, podemos pedir prestado… y más si valoramos lo importante que es y el valor que aporta, pues no hay inversión más inteligente que invertir en felicidad y salud. Nadie deja de ir al dentista cuando lo necesita y muchas veces son más costosos, pero del psicólogo se prescinde a la tercera excusa. El problema suele ser la desconfianza: ¿de verdad servirá para algo? ¿me podré curar con palabras? O bien victimismo: yo no necesito consejo, yo lo que necesito es que mi vida y mis circunstancias cambien. Pero la realidad es que cuando uno tiene un problema importante, la única opción responsable es hacer algo, confiar en los demás (en los buenos) e invertir lo que haga falta.
Si pensamos que es cara la salud mental estamos bastante equivocados. Según entendamos lo que es caro, por supuesto. A veces creemos que el psicólogo gana 50€ u 80€ la hora, lo cual dista mucho de la realidad. Más de la mitad de sus ingresos suele irse para los gastos, impuestos e inversiones de su profesión; por otro lado, no estamos teniendo en cuenta las horas de trabajo que hay detrás de cada sesión: está la duración de la sesión en sí, la preparación de la misma, las horas dedicadas a investigar y a la formación continua (para renovarse constantemente), las horas de tareas de administración, gestiones y organización de su trabajo, las horas de autocuidado personal (pues el psicólogo debe cuidarse mucho emocionalmente y hacer terapia consigo mismo para estar siempre bien, tranquilo y empático, pues el estrés reduce la empatía), y por no hablar de la grave responsabilidad que tiene. Creo que basta con decir que un psicólogo privado común gana de media 1600€ en España. En mi opinión, debería ganar más, por lo menos igual que un médico (como sucede en la seguridad social).
La salud mental y la felicidad no tienen precio. A veces pienso que, si la salud mental y la felicidad se vieran como un asunto de vida o muerte, haríamos lo que hiciera falta. Como quien se hipoteca para pagar un tratamiento muy costoso que vale 50.000€ y no cubren los seguros médicos. A veces incluso hacen una recaudación de fondos solidaria. Y es por eso que muchos pacientes solo pagan la terapia cuando se encuentran en esta tesitura de vida o muerte, es decir, cuando están al borde del suicidio. ¿Hay que llegar a esos extremos? ¿A caso la felicidad no ha sido siempre un asunto vital? Porque vivir infeliz es como no vivir ¿Hay que llegar hasta el límite de no soportar la vida para darnos cuenta de que nuestra salud mental y nuestra felicidad siempre fue de vida o muerte?
Por desgracia la salud mental no se valora tanto, aunque tenga consecuencias mucho peores que la muerte. Asuntos como vivir una vida infeliz, sin sentido, con sufrimiento constante, cayendo en depresión. E incluso hay una consecuencia peor, derivada de afrontar mal las crisis psicológicas: volverse irresponsable. Algunos se reirán de esta idea —cierto es que lo he dicho con humor— pero las personas irresponsables son las que más daño hacen: políticos corruptos, padres negligentes, romances tóxicos llenos de maltrato o, sencillamente, los delincuentes. Y a veces lo son porque no gestionaron bien su sufrimiento o porque no se les dió la ayuda adecuada en el momento oportuno.
No obstante, yo he visto de todo…: desde personas en paro que para pagar la terapia han recurrido a la familia, al banco o al dinero de una herencia, porque han entendido que este tipo de problemas hay que solucionarlos cuanto antes y confían en la formación y la seriedad de los profesionales que les están aconsejando; y hasta personas que me han dicho que no pueden ir a terapia porque están ahorrando para comprarse una bicicleta.
Consejos para ahorrarte sesiones de psicología
Aún con lo dicho, a muchas familias les viene muy y además valoran enormemente el servicio que nuestra profesión les ofrece. Y es por estas personas que escribo este artículo sobre cómo minimizar el gasto de las sesiones de psicología y aprovechar al máximo cada una de ellas.
Siguiendo estas pautas ahorrarás tiempo y dinero, y aumentará la calidad de la terapia. Creo sinceramente que podrías ahorrarte hasta el 40% de las sesiones. Y además, el profesional lo verá como algo súper positivo, pues valorará enormemente que le facilites el trabajo con tu interés y tu participación, además de agradecer tu confianza en su labor. Te lo garantizo.
A continuación, algunos consejos:
Elegir bien al profesional: mejor calidad que precio
En muchas ocasiones se asiste al psicólogo más cercano, porque es de nuestro pueblo y nos parece más real o más de fiar que el que no conocemos. O quizás lo elegimos porque nos pilla cerca de casa o porque queremos tener sesiones presenciales ya que nos dan más confianza. Esto es un error.
El mejor psicólogo es el bueno, no el barato. Un profesional experimentado y especializado en el tema ve en 1 sesión lo que otros ven en 3 o 4. Y conecta contigo mucho antes, te motiva mejor, sus soluciones son más acertadas, etc.
Es mejor ir a un profesional muy bueno y que cobra 80€ por sesión y por online (ya se encuentra en otra localidad), que el psicólogo de al lado que cobra 50€ que es presencial pero no está especializado en nuestro problema.
En ocasiones se elige al psicólogo por el precio, pero en seguimientos largos es mejor valorar la eficacia y el tiempo que le dedicará. Con el barato te arriesgas a que no sea suficiente y debas luego irte al especializado y tener que repetir sesiones de evaluación.
Y de la seguridad social, ni hablemos: es gratis pero perderás el tiempo, se agravará el problema y el seguimiento privado al final será aún más largo. Ahórratela.
Involúcrate y confía rápido
Si de primeras el profesional te cuadra y te da confianza, ahora es tu turno: confía en él, ábrete, no te andes con rodeos, cuéntale todo, absolutamente todo lo que te preocupa. Cuántas más cosas te guardes más dificultades le estás poniendo.
Si la mejora tarda en llegar, no te preocupes, puede ser normal. Los primeros meses confía. Si te da miedo, míralo así: si a los 2 o 3 meses no notas verdadera mejoría o no sientes que la persona se ha ganado tu confianza, abandona y cambia de profesional. Pero piensa que al principio la confianza se la debes dar tú; con el tiempo él podrá también ganársela y corresponderla, pero debes hacer tu parte.
El Cuestionario Biográfico Autoaplicado
Antes de la primera sesión, si puedes y estás decidido a fiarte del profesional, sería estupendo que realizaras una autobiografía. Una guía de gran ayuda para ello es el CBA (Cuestionario Biográfico Autoaplicado), que es un cuestionario muy famoso en Psicología porque consigue resumir los puntos más importantes de la historia personal en un documento. Está de forma pública en internet.
Realizar este cuestionario es muy largo, podrías tardar horas, pero piensa que son horas que te ahorras de terapia (y el gasto que conlleva). Un buen psicólogo puede extraer muchísima información de una biografía, más de la que puedas imaginar. Y, aunque para un psicólogo no siempre es indispensable conocer toda nuestra vida, debes saber que esta información le supondrá una enorme ventaja a la hora de evaluarte y eso reducirá las sesiones de la fase de evaluación y seguramente también acorte la fase de intervención porque acertará más y mejor en la metodología adaptándose mejor a ti.
Prepárate las sesiones
Los profesionales nos preparamos muy bien las sesiones, pero tú también puedes, y de paso nos puedes ayudar a nosotros.
Un día antes de la sesión, redacta un correo informándole al profesional sobre los temas más importantes que han cambiado en tu vida desde la última vez que le viste, para que así no haga falta tratarlos tan extensamente en la sesión:
- Cómo estás: preocupaciones, logros, alegrías, problemas que tengas
- Novedades o hechos importantes de esta semana
- Dudas que tengas
- Temas que quieras hablar
- Un objetivo para la sesión sobre una necesidad o deseo personal que tengas
No creas que el profesional verá todo esto como trabajo de más sino todo lo contrario: le facilitarás el trabajo, ya que podrá adaptarse mucho mejor a ti (que es su objetivo). En el caso de que el profesional se haya preparado otros temas u objetivos para la sesión, no tendrá problema en integrarlos con los tuyos o, simplemente, escoger el tema que él vea más prioritario.
Además, con este correo, el profesional te tendrá más en mente y será más fácil para él encontrar ideas para ayudarte, conectará contigo y con tus preocupaciones antes siquiera de que hayas entrado por la puerta, se podrá preparar las sesiones mucho mejor y te podrá ayudar mucho más que si recibe la información en vivo y en directo. Aunque normalmente seamos expertos improvisando, se dice que la mejor improvisación es la preparada con antelación.
Haz todo lo que te manda
En Psicología, muchas veces es más importante lo que uno hace en casa que lo que se hace en las propias sesiones. Nada de lo que te mande un profesional es baladí, al contrario, toda pauta, ejercicio o consejo que te dé será muy valiosa. Los psicólogos nos esforzamos mucho por ser concretos, sencillos, prácticos y oportunos para no abrumar a las personas con miles de indicaciones, intentando dar solo las que de verdad vemos fundamentales. Mejor pocas pero sensatas.
Pídele tareas para casa
Si no te manda tareas para casa, pídeselas tú. Si ve en ti una motivación para avanzar por tu cuenta no dudará en guiarte, al contrario: se alegrará mucho y sentirá que confías en él y valoras su consejo. ¿Qué tipo de tareas puedes pedir?
- Ejercicios escritos, reflexiones
- Lecturas
- Prácticas de alguna técnica
- Test o cuestionarios
Fórmate a la vez que asistes a las sesiones
Pídele a tu profesional que te recomiende algunos libros de conocimiento personal que te ayude a conocerte, a entender tu problema y a mejorar tu calidad de vida. También escucha conferencias o podcast en internet sobre los temas que más te interesen. Esto acelera mucho los procesos de superación de crisis, las terapias y el desarrollo personal.
Paga por bonos y por adelantado
Es muy frecuente que el gabinete que te atienda disponga de bonos de terapia o de cualquier servicio donde pagar un pack de sesiones a precio reducido. Son frecuentes los bonos de 10 sesiones que incluyen dos gratis. Si no lo tienen, pregunta si podrían hacerte una oferta pagando varias sesiones por adelantado: a todo psicólogo u orientador le renta esta forma de trabajar, pues le permite organizarse y planificarse mucho mejor.
Además, cuando pagas por adelantado, el profesional puede permitirse diseñar un programa completo y detallado a largo plazo desde primera hora (sin el riesgo de que el paciente deje de asistir tras la tercera sesión), lo cual es más eficaz que preparar sesión por sesión.
En ocasiones se pueden llegar a acuerdos económicos como financiaciones que permiten pagar a plazos.
No espacies las sesiones demasiado unas de otras
Está demostrado que la frecuencia ideal en un seguimiento de psicología es cuando la distancia entre una sesión y otra es inferior a 10 días.
Por eso, los seguimientos semanales son mejores que los quincenales o mensuales, aunque al mes sale más caro; sin embargo, afianzan más la relación terapéutica (entre el paciente y el psicólogo) y eso incrementa la confianza, la motivación, la sensación de apoyo y la fluidez de los avances.
Al final, las terapias semanales avanzan más rápido en proporción a las quincenales, y el número total de sesiones necesarias será menor. Por eso, si puedes, intenta ver la terapia como una inversión total y puntual, no como un gasto mensual.
Si no tienes más remedio que espaciar las sesiones, también puedes compensar las semanas que no tengas cita con tareas extras y formación (lecturas o videos sobre los temas que estáis tratando en las sesiones). Así no perderás la continuidad ni el ritmo del seguimiento.
No escatimes en la evaluación
Para procedimientos de largo tiempo, dedicar muchas sesiones iniciales a la evaluación es una apuesta a largo plazo que se rentabilizará seguro con el tiempo. Aunque algunos análisis supondrán un gasto extra, sin duda darán más información al profesional. Y si algunos puedes hacerlos en casa, mejor.
Apúntate a alguna extraescolar o afición complementaria
Para la mayoría de problemas puede haber alguna afición especialmente adecuada y complementaria. Música, teatro, ajedrez, boxeo, baile, pintura, gimnasio, cocina, etc. Todas estimulan diversas áreas del cerebro y pueden enriquecer mucho la terapia.
En ocasiones, los gabinetes tienen algún grupo o talleres de psicología o desarrollo personal muy interesantes para complementar con la terapia. Son mucho más económicos al ser grupales y pueden ayudar mucho como complemento del seguimiento.
Necesito Terapia
Hace poco tiempo se fundó una ONG en España llamada Necesito terapia (www.necesitoterapia.org), creada por psicólogos y psiquiatras voluntarios para atender la alta demanda de salud mental, especialmente en personas y familias que no pueden permitirse un seguimiento de calidad, y las unen con un gran número de psicólogos jóvenes que están empezando y necesitan ganar experiencia, bien porque estén en el desempleo o porque deseen formarse. La terapia que ofrece esta ONG es siempre online e impartida por psicólogos voluntarios que cobran la voluntad. Esto es, cobran, pero se adaptan a lo que tú puedas pagar: bien 30, bien 20, bien 10 o bien 5€ por sesión. Creo que incluso habría posibilidad de recibirla gratis, pero es algo a negociar con el terapeuta. Además, todos los psicólogos de la asociación son mentorizados y revisados por terapeutas avanzados, expertos y bien formados. Y además, todos son psicólogos clínicos (es decir, todos son sanitarios).
Personalmente conozco a los profesionales que crearon la asociación y son muy buenos, están muy bien formados, son muy humanos, muy profesionales. Y esto se ve en el éxito de esta asociación que está creciendo muchísimo. Quien necesite terapia y un seguimiento exahustivo y no se la pueda permitir, uno de mis primeros consejos es acuir a NecesitoTerapia. Será una terapia online, quizás atendida por un principiante menos especializado, pero estará bien supervisada.
Motivación para invertir en cuidarte
El más rico no es el que más tiene sino el que menos necesita (San Agustín de Hipona) y esto es una verdad como un templo. Lo siguiente que voy a decir parece un juego de palabras pero nuestra relación con el dinero normalmente suele ser un poco pobre. Y cuando esto sucede, nosotros mismos creamos la sensación de sentirnos pobres (que es la que nos frena a invertir). Es importante aprender a manejar el dinero, a entender cómo funciona, a hacer cuentas desde la objetividad y desde la prudencia y a cuestionarnos nuestra relación con él. A esto se le llama Educación financiera.
Normalmente los problemas de dinero son realmente problemas de prioridad y problemas emocionales entorno al dinero. Porque tener dinero nos da sensación seguridad y es una sensación que solo intercambiamos por otras cosas que también nos aporten la misma o mayores sensaciones (de seguridad, afecto, reconocimiento, poder…). Por eso todo el mundo paga un dentista: porque los dientes se ven y sales feo en las fotos del instagram; también porque los dientes duelen mucho y a nadie le gusta el dolor físico, y menos en la comida, que es cuando disfrutamos de la vida, de los bares y de la gente.
Y al contrario: si para ir al psicólogo tengo que quitarme de las copas del fin de semana y encima dedicar esfuerzo en tareas que me mande, mejor lo dejamos para más adelante. Y así nos va. Además, una de las barreras mentales más grandes a la hora de invertir es hacerlo en algo novedoso y que no conocemos, porque nadie nos ha enseñado o educado para invertir en eso. Solemos gastar por imitación, especialmente por imitación a nuestros padres en la infancia o a nuestros referentes en el presente. A veces parece que para que algunas personas prioricen su salud mental vamos a tener que esperar a que la psicología se ponga tan de moda como el deporte.
Nuestra relación con el dinero suele ser, en un 90% de los casos, una relación emocional. Y casi siempre basada en el miedo a sufrir. Lo bueno es que, aún así, podemos utilizar ese miedo como motivación para querernos . Propongo aquí un experimento para motivarnos con el autocuidado: adquiere una ucha y cada vez que estés muy mal o te arrepientas mucho de un vicio o de algo que has hecho y que quieras cambiar de tu manera de ser, haz cuentas de cuánto dinero tienes y echa una cantidad dinero proporcional a tu dolor para pagar tu proxima sesión de psicoterapia. Verás qué fácil es ahorrar para el psicólogo. Habrá días que metas 5€, otros que eches más, y días que te den ganas de comprar un bono de 10 sesiones de 500€ por adelantado, nada más que para obligarte a ir, porque no quieras posponerlo ni un segundo más…, como quien paga un mes de gimnasio solo para obligarse a hacer deporte.
Fin
Y nada más. Estos han sido los consejos para ahorrarnos sesiones de psicología. Espero que os sirvan a todos y os ayuden a aprovechar mucho más las inversiones en estos temas tan importantes como es la salud mental, el desarrollo personal o la formación. Y espero que este artículo pueda servir para comprender mejor el coste de la salud mental, el valor que tiene y nos motive reclamar el derecho a gozar de ella. Y además, espero que empuje a todos a cuidar su salud mental y a desterrar todas las excusas (al menos las económicas). En lugar de preguntarnos cuánto cuesta la terapia deberíamos preguntarnos ¿Qué me costará evitarla o posponerla? Y de esta manera, empezar a responsabilizarnos de nuestra salud y de nuestra felicidad.
Juan Carlos Beato Díaz
Psicólogo y orientador del Centro IPæ
IPae es un Centro de Orientación, Terapia y Desarrollo Personal. Utilizamos un enfoque humano y centrado en la persona y estamos especializados en problemas de ansiedad, orientación para adolescentes, relaciones tóxicas, terapia familiar y de pareja. Si lo necesitas, puedes contactarnos para ver cómo podemos ayudarte.