Ejercicio de meditación emocional

El silencio es el altavoz de la conciencia

Para este ejercicio pregúntate primero ¿Qué cosas te angustian, te ponen triste o te estresan especialmente? Ahora escoge una de ellas y cuando vuelvas a verte en esa situación que te desestabiliza, haz la siguiente meditación guiada.

La meditación es ante todo algo sencillo. Párate en tu dormitorio en soledad e intimidad, siéntate, cierra los ojos, respira, silénciate, atiéndete, cálmate, deshazte de toda prisa y distracción. A continuación, identifica los sentimientos y sensaciones que tienes. Céntrate especialmente en los negativos si eres capaz (¡sí! los negativos, es solo por un momento), para así poder vencerlos y solucionarlos. Permítete sentirlos y escucharlos en detalle, uno por uno, aunque incomode, aunque sean desagradables, aunque duelan. Sentir los sentimientos te aportará información sobre ti y sobre tu estado muy interesante e importante para volver a estar mejor; además te permitirá desbloquearte de ellos tras la reflexión: los sentimientos que no se sienten por completo nunca desaparecen sino que se acumulan y se quedan reprimidos.

Cuando los hayas sentido, pregúntate ¿qué sientes? y ¿por qué lo sientes? A lo mejor esas sensaciones o sentimientos tienen nombre y pueden describirse con las palabras adecuadas, o a lo mejor sólo son descriptibles con imaginación de sonidos o imágenes, como sucede en las obras de arte. Lo importante es simplemente poder pensar en ellos e intentar entenderlos si es posible.

Si posees un sentimiento que no sabes describir o nombrar, simplemente siéntelo. Aún así, más abajo he añadido un botón para descargar un pdf con una lista de las principales emociones y sus derivadas. Quizás te ayude a identificar las tuyas. Investiga y lee sobre cada una de ellas para comprenderlas mejor.

También es interesante la pregunta ¿Cómo quiero estar? Yo propongo buscar 3 vivencias fundamentales para la salud mental y la felicidad: la alegría, el amor y la paz. Puede ayudar recordar algún momento en el que hemos sentido estas vivencias de felicidad o pensar en personas a las que admiramos mucho porque poseen de forma profunda estas cualidades. Esto nos aportará la luz y el norte que necesitamos para orientarnos.

Seguido de esto, pregúntate ¿qué necesito para restaurar mi corazón? ¿Qué me devolverá la paz, la alegría y la energía para amar de nuevo a los demás y a mí mismo? A veces es tan sencillo como levantarnos y seguir con nuestra vida, u organizarnos, o abordar un problema que llevamos tiempo huyendo de él.

Cuando hayas percibido todos los sentimientos que te perturban y sepas qué hacer, espera pacientemente entre ellos hasta que se disuelvan y se vayan prácticamente por completo. La meditación tranquila y callada hará el resto. Luego, con la nueva información que esos sentimientos te han dado sobre ti, haz aquello que te haga recobrar la alegría, el amor y la paz.

Este ejercicio de meditación es muy sencillo y se basa en que nuestro organismo sabe perfectamente cómo relajarnos y restaurarnos; el problema aparece cuando no queremos parar a escucharnos, a hacernos conscientes de nuestros problemas personales para tratar de resolverlos; es entonces cuando nuestra conciencia se agita y nos grita a través de nuestro organismo, nos frena a la fuerza y nos zarandea para que seamos verdaderamente responsables de nuestras vidas.

Por eso debemos aprender a preguntarnos constantemente cómo estamos, qué anda mal, por qué y cómo solucionarlo. Y si no sabemos responder a las preguntas que necesitamos formularnos, eso es porque nos falta muchísimo de una buena formación en la asignatura más olvidada del Sistema Educativo: el Conocimiento Personal. Necesitamos formarnos, conocernos a nosotros mismos, leer de Antropología y Psicología… y, al menos una vez en la vida, la ayuda de un buen profesional del ámbito del Desarrollo Personal o de la Salud Mental.

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