Toda herida merece ser sanada
Las heridas relacionales son las que más nos afectan y más infelices nos hacen. Es difícil estar en paz con nosotros mismos si estamos en guerra con el mundo, mucho más si es en guerra con nuestros seres queridos. Solo podemos estar en paz con nosotros mismos si, al menos, sabemos que hemos hecho todo lo que está en nuestra mano para reparar nuestros errores y daños que hemos causado a otros.
En este documento se detallan los ingredientes necesarios para reparar una relación dañada por cualquier tipo de problema, discusión o herida entre cualquier tipo de relaciones: sea de familia, amistad o de pareja.
Cada una de estas claves son pasos que deben dar cada uno de los individuos de la relación para que quede reparada completamente la relación, y no solo reparada sino fortalecida y aún más unida de lo que ha estado nunca.
Son pasos que se deben dar entre los dos, sin los cuales sería imposible que esa relación vuelva ser como antes o pueda crecer y mejorar con el tiempo. Estos pasos son el camino de la reconciliación, si alguno de estos pasos no se da, la relación quedaría paralizada y bloqueada allí donde se dejó de caminar.
Invito al lector a practicar todos estos pasos con todas sus relaciones para así poder reparar, fortalecer y disfrutar de cada una todo lo posible. Las relaciones personales son, de todo, lo que más felicidad nos aporta esta vida. Siempre merece la pena hacer todo lo posible por intentar que funcionen.
Aunque no todo depende de nosotros, en ocasiones solo queda degustar la paciencia para saber esperar. Pero esperar es más fácil si sabes dónde te encuentras, qué falta por hacer y a qué altura se cruzarán nuestros caminos para continuar juntos.
Cómo sanar las heridas de una relación
A continuación presento los 10 pasos para una reconciliación que logre sanar todas las heridas de una relación de pareja, familia, amistad o de cualquier ser querido:
1. Examen de conciencia:
Reflexión y enumeración de todos los fallos o daños que ha habido en la relación, detallando todo lo que nos ha herido, molestado o dificultado del otro, así como todo lo malo que creemos que hemos hecho nosotros.
2. Comunicación de los problemas y errores:
Se debe hablar sobre todos aquellos fallos, heridas, o causas que han molestado o dificultado la relación, tanto de los que hemos cometido nosotros y por ello le pedimos perdón, como los que hemos sufrido nosotros por parte del otro. Solo así podremos poner en conocimiento de la otra persona los errores que quizás él no ve y ayudarla a arrepentirse y cambiar. Siempre hay que decir lo que nos ha molestado del otro. Aunque a veces la clave es decirlo poco a poco (en varios momentos), buscando momentos oportunos y buenas palabras.
3. Empatizar y comprender:
Es muy bueno empatizar con el dolor de la otra persona y comprender el sufrimiento que ha tenido y la verdadera motivación de sus actos. Esto no significa darle la razón al otro o de justificar los errores, sino de añadir una comprensión subjetiva del problema y de la persona. Normalmente el daño en cualquier pelea se agrava siempre por un estado alterado o herido de cada uno.
4. Arrepentimiento:
Reconocimiento y rechazo de los errores que hemos cometido cada uno para alimentar el deseo de cambiar. El arrepentimiento implica un dolor de corazón que nos purifica y nos transforma, lo cual nos motiva a mejorar. Pero ese dolor no consiste en culparse sino en rechazar el acto. La culpa odia y rechaza a la persona, lo cual es negativo porque nos destruye, el arrepentimiento odia y rechaza el acto. Debemos arrepentirnos del acto y reconocer la culpa, pero perdonarla y no machacarnos por ella.
5. Perdón:
Perdonar quiere decir dejar de desear el mal, desprenernos del castigo inútil hacia la otra persona para que pague por lo que ha hecho. Es desterrar el rencor. Sin embargo, no es lo mismo que olvidar o confiar, eso viene luego. En el fondo, perdonar es empezar a amar. Solo es posible si hemos dado los pasos previos a este punto, si no no. Luego basta con decir «te perdono».
6. Propósito de enmienda:
Propósito de cambiar, o al menos tomar medidas que ayuden a hacer todo lo posible por cambiar y evitar que se repita la situación. En este paso a veces hay que renunciar a ciertas cosas que impiden que avancemos o que son incompatibles con la relación. Y frecuentemente hay que trabajar por adquirir nuevos hábitos que redirijan nuestras acciones y nuestra relación. En ese caso deberemos barajar qué es lo más importante y apostar por ello. El que evita la ocasión evia la caída.
7. Reparación o compensación del daño:
Identificación de todas las necesidades del otro y carencias que les hemos ocasionado y hacer lo que esté en nuestra mano para intentar solucionarlas, remediarlas o al menos compensarlas de alguna manera para saldar la deuda que tenemos con esa persona. Como me enseó un amigo: no siempre se puede hacer justicia, pero siempre se puede hacer lo justo. Si he robado 5€ deberé devolver 5€ más los intereses. Si he sido impaciente, deberé desarrollar la paciencia. Si he maltratado y me han perdonado, deberé amar y respetar suficuente en el futuro, sin esperar nada a cambio, y también puedo ser misericordioso a pesar de que en algún momento me maltraten o sean injustos conmigo, porque yo lo fuí con ellos y también me perdonaron.
8. Recuperación de la confianza:
Confiar es tener fe en que la persona ha cambiado o, al menos, está cambiando. Para ello se requiere dar nuevas oportunidades, aunque sean muy pequeñas, para que demuestre ese cambio. La confianza se recuperará de manera progresiva (no de golpe), conforme se vayan dando pruebas del cambio. La regla es: pueden darse infinitas oportunidades, pero cada vez más pequeñas. De esta manera, si nos estafan, cada vez será menos. Y, por supuesto, no se le debe dar ninguna oportunidad a alguien que no ha hecho los pasos previos a este punto, como pedir perdón, arrepentirse, reparar el daño, etc.
9. Olvidar el dolor:
Perdonar es olvidar, se dice. No es verdad. Perdonar es dejar de odiar; olvidar es dejar de recordar información porque se estima que ya no es relevante. En las relaciones no es necesario olvidar los acontecimientos vividos, pero sí olvidar el dolor. Los acontecimientos son parte de nuestra experiencia y es información valiosa para gestionar nuestras relaciones. Pero el dolor es un lastre que se puede soltar cuando se ha reparado la confianza. Ese dolor ya no es relevante, solo estorba. ¿Y cómo se olvida el dolor? Basta con dejar de pensar en la herida: lo que se dice pasar página.
10. Celebrar la reconciliación:
Para curar el resentimiento, no solo es necesaria la reparación de la relación, sino también la cicatrización de la herida emocional. Compartir cariño, placeres, alegrías y emociones positivas hacen que llenen los vacíos y fortalezcan las zonas heridas. En el caso de las parejas donde ya hay proyecto de familia, el sexo es uno de los pilares de toda reconciliación, pero la primera y más importante en cualquiera de los casos es el abrazo. Hasta que no hay cariño, no queda 100% curado el resentimiento. Es el abrazo la clave para sanar las heridas de una relación.
Recapitulando…
Cada uno de estos 10 pasos es esencial para que no queden rencillas ni resentimientos. Y a veces podemos tardar mucho en darlos todos. Sin embargo, con la práctica y con el tiempo, roda relación se va afianzando y se acelerará el tiempo que necesitaremos para avanzar en cada uno de ellos.
En las relaciones más consolidadas y felices es posible dar todos estos pasos en cuestión de segundos: tan solo con un par de miradas. El cariño y el tiempo hacen milagros en las relaciones más difíciles siempre que haya amor verdadero y la disposición de responsabilizarnos de lo nuestro y estemos abiertos a hablar los problemas para solucionarlos entre los dos.
Espero que sirva de ayuda.
Juan Carlos Beato Díaz
Psicólogo y orientador del Centro IPae
Soy graduado en Psicología con máster de coaching y Psicología Existencial. Estoy especializado en orientación de adolescentes y rendimiento académico, así como en ansiedad y etrés. En 2013 comencé a formarme en IPæ y en 2018 emprendí su sede en Lucena. Me encanta la escritura y la lectura para formarme. Considero que la terapia se resume en leer, escibir y conversar. Puedes reservar cita conmigo aquí.