El hogar verdadero en el que el ser humano vive no es la casa, el techo bajo el que vivir o las paredes que lo delimitan. El hogar es la madre.
Hay muchas definiciones de madre y de mujer, aunque cada vez son menos populares y más difusas. Digan lo que digan, para mí, la madre siempre será sinónimo de acogida, de abrazo y de hogar.
Madre no es la Tierra ni la naturaleza. Madre, más bien, es familia y es patria. La madre guarda el pasado y lo entrega en tradición. Toda madre representa las raíces donde fuimos injertados y que nos enseñan a dónde tenemos que volver para encontrarnos.
La mujer vive desde dentro y tiene mucho más mundo interior; por ello, la madre es el corazón. De su centro nace la vida, la belleza, el sentido y la profundidad de lo cotidiano.
Además, la madre, como toda mujer, es comunicación, tanto para escuchar como para enseñar. Gracias a ello, es maestra de todo lo verdaderamente importante. Educa, no desde un enfoque académico, sino desde la más pura intuición, que se adelanta a la razón. Por eso forma bien: llega al verdadero fondo de las cosas y logra lo que casi ningún profesor consigue: que nunca se olvide lo que cada día nos enseñó.
Por último, toda madre es amante. Es donación y cuidado. Es sacrificio diario. Es espiritualidad profunda, que vive desde dentro y a la vez en el otro. Es intimidad compartida: co-existencia pura. Pues en su corazón siempre hay un otro a quien amar. Es la prueba ineludible de que somos relación y de que nacemos para el amor.
Gracias, mamá, por darme dos vidas: la tuya y la mía. Y por cuidar de mi vida por mí hasta haber aprendido a amarla y a entregarla por mí mismo. Gracias, además, por enseñarme a ser libre, y a la vez usar esa libertad para escoger lo que tú me enseñaste: amar mi vida y entregarla al mismo tiempo. Gracias por enseñarme a encontrar en mí al otro. Gracias por unir el cuidado y la entrega, el recibir y el dar, el tú y el yo, ambos en el mismo universo.


Soy graduado en Psicología con máster de coaching y Psicología Existencial. Estoy especializado en orientación de adolescentes y rendimiento académico, así como en ansiedad y etrés. En 2013 comencé a formarme en IPæ y en 2018 emprendí su sede en Lucena. Me encanta la escritura y la lectura para formarme. Considero que la terapia se resume en leer, escibir y conversar. Puedes reservar cita conmigo aquí.