Si hay algo que caracteriza a los mediocres, a los tibios, a los pusilánimes, a la gente peñazo es la enorme cantidad de excusas que tienen para todo. No hay mayor signo de irresponsabilidad y de pesimismo que las quejas y las excusas. Y no hay nada más tóxico a nivel motivacional.
Está científicamente demostrado que la obsesión por buscar excusas es adictiva y lleva siempre a la pereza, a la pasividad, a que nunca nos pase nada bueno, reducen la inteligencia y la creatividad y matan la disciplina. Además te convierten en una persona desagradable, tóxica, antipática, cansina y bastante amargada. Es decir, en un llorica con el que nadie quiere trabajar. Y el vicio por quejarse literalmente nos hace menos alegres y más depresivos.
Sin embargo, hay personas que en vez de ver excusas ven soluciones y oportunidades. Estas se vuelven cada vez más optimistas, eficaces, alegres, atractivas, inteligentes, aumenta drásticamente su imaginación, mejora su memoria y son infinitamente más felices.
A estas se les llama personas proactivas, es decir, resolutivas. Y lo más importante: se puede aprender a ser así. ¿Cómo? Aprendiendo a identificar cada excusa cuando se presente y a pensar y buscar soluciones a cada una todo el rato. Es un hábito. Como se dice, quien quiere hacer algo, busca un camino, quien no quiere hacer algo, busca una excusa.
¿Cómo identificarlas? Como decía Victor Küpers —ese gran motivador que tanto me gusta—, las escusas siempre empiezan por 2 palabras: “es que…”. Y las quejas siempre empiezan por una onomatopeya: “puffff….”.
De todas formas, para facilitarte el trabajo, como tras mi experiencia como orientador escolar, he hecho una lista de muchas de las excusas más comunes para no estudiar. Y además, he propuesto una solución directa y sencilla para desechar cada una de ellas.
40 excusas para no estudiar
- Cansancio: no tengo energía. Solución: descansa. Y luego estudia.
- Ansiedad o preocupaciones: me estoy bloqueando. Solución: relájate un poco y hazlo poco a poco. Si no puedes evitar el miedo, hazlo con miedo aun así.
- Estrés: estoy que no paro, estoy saturado, desgastado y quemado… Solución: descansa, haz algo divertido o de ocio, pero reduce el tiempo de pantallas (móviles, videojuegos, series, etc.), porque estas no desestresan (más bien al contrario).
- Desesperanza: siento que no puedo hacerlo, que es imposible. Solución: piensa, busca e investiga soluciones o pide ayuda. Piensa lo positivo de intentarlo.
- Abandono: Ya no me da tiempo, mejor abandono. Solución: si abandonas ahora te estás dando el premio de no estudiar, deberías estudiar como castigo. Busca lo positivo que ganarías si sigues adelante. Convéncete de que tiene sentido y merece la pena.
- Tristeza: me siento hundido, deprimido, infeliz…. no tengo ánimo para hacerlo. Solución: siente la tristeza, llora si es necesario, espera un poco, cuídate, habla con alguien que te consuele, abraza y luego sigue adelante y date un premio cuando termines de estudiar.
- Desorganización: estoy confuso, perdido, tengo mil cosas que hacer… Solución: organízate bien.
- Desmotivación: no encuentro motivos que me animen para empezar. Solución: recuerda tus motivos y deseos (siempre se tienen, pero se olvidan) y reflexiona sobre tu situación.
- Desinterés: me aburre lo que estoy estudiando. Solución: hazlo entretenido hasta que te interese un poco.
- Pereza: no tengo ganas de nada. Solución: actívate, empieza a hacer cosas, aunque sea empieza por lo fácil.
- No tengo fuerza de voluntad: cuesta demasiado esfuerzo. Solución: haz solo lo que puedas hacer pero con paciencia. La voluntad de agranda con constancia.
- No tengo disciplina: no podré ser constante y mantener el ritmo tanto tiempo. Solución: ponte un objetivo fácil de cumplir todos los días, y cuando lo cumplas, ponte una meta un poco más difícil, y así sucesivamente y poco a poco. Esto funciona siempre.
- Procrastinación: siempre dejo para mañana lo que debo hacer hoy. Solución: haz una lista de todas las tareas importantes que has pospuesto varias veces, luego decide hacerlas ya —hoy— o ya no hacerlas nunca y olvidarte de ellas para siempre. Luego hazlas y no pares hasta acabarlas. Después organízate el resto de tu vida y sigue adelante.
- No empezar nunca: Luego empiezo…., meriendo y me pongo…., veo un video y me pongo…, cuando sean y media…, cuando sean en punto… Solución: párate, cierra los ojos y no hagas nada durante 5 minutos, luego haz una lista de todo lo que debes hacer, luego empieza.
- Rebeldía: estoy harto de que me obliguen. Solución: hazlo por ti y a tu manera, pero no te perjudiques a ti mismo por rebeldía, sería estúpido.
- Mal humor: es que estudiar y agobiarme me pone de mal humor. Solución: pégale puñetazos a la almohada, sal a correr, o si simplemente: si estoy de mal humor ¡que te aguanten! Ya aprenderás a gestionarte, pero haz lo que debes hacer a pesar del mal humor.
- No sé estudiar: es que por más que estudio y me concentro no aprendo. Solución: aprende técnica de estudio. Hay miles en YouTube.
- Irresponsabilidad: no hago lo que tengo que hacer. Solución: pregúntate seriamente qué quieres realmente y qué puedes hacer para conseguirlo.
- No consigo cambiar: si cambiara mi mentalidad sería todo más fácil. Solución: piensa en qué quieres cambiar y reflexiona sobre los beneficios de cambiar y las consecuencias de seguir siendo así.
- Poca inteligencia: es que soy torpe, no entiendo las cosas, tardo más en aprender. Solución: dedícale más tiempo.
- Exceso de dudas: es que no lo entiendo, necesito que alguien me lo explique. Solución: investiga en internet, YouTube, busca ejercicios resueltos, pregunta a un compañero…
- Bloqueo:es que me bloqueo y no sé qué hacer. Solución: párate, relájate un poco y piensa, todos somos más creativos de lo que creemos, los bloqueos duran poco.
- Sigo bloqueado: de verdad que no sé qué hacer. Solución: escribe en un papel cuál es tu problema, luego haz una lista de ideas de posibles soluciones que se te ocurren. Elige la mejor. SI no, pide ayuda.
- Desconcentración: me despisto constantemente. Solución: elimina distracciones, haz descansos e insiste, al final se aprende con práctica.
- Es difícil: cuesta mucho trabajo. Solución: divídelo en pasos pequeños y fáciles.
- Tengo mucho que estudiar: es demasiado temario… Solución; dedícale más tiempo y no quieras hacer todo a la vez: primero una cosa y luego otra, y simplemente haz lo que puedas.
- No puedo hacerlo: creo que no sé o no podré. Solución: inténtalo hasta el final y no lo consigues pide ayuda.
- Impaciencia: no sé hasta cuándo tendré que esforzarme. Solución: haz todo lo que puedas e insiste el tiempo que sea necesario.
- No me da tiempo: tengo poco tiempo para todo lo que tengo que hacer. Solución: selecciona lo más importante, empieza por ahí y haz todo lo que puedas. La próxima vez anticípate más.
- Falta de confianza: creo que voy a suspender. Solución: si no lo intentas ya estás suspenso, todo lo que hagas es bueno. Todo suma.
- Exceso de confianza: siempre pienso que me va a salir bien, que con estudiar un poco es suficiente, luego me confío y suspendo. Solución: recuerda 2 o 3 ocasiones en las que te has confiando y has fracasado dolorosamente para mentalizarte. Luego ponte en lo peor y trabaja siempre pensando que tu “plan A” puede fracasar.
- Falta de anticipación: me creo que voy bien y que tengo tiempo de sobra pero luego me pilla el toro. Solución: ten el hábito de apuntar siempre todos los exámenes en el mismo calendario y también apunta cuando debes empezar a estudiar cada uno. Para ello, calcula cuántos días necesitas para estudiar cada examen y suma los días cuando haya varios seguidos.
- Miedo al fracaso: no quiero fallar. Solución: imagina que fracasas, acéptalo como si ya hubiera pasado y se te pasa.
- No querer al 100%: me lo propongo pero siempre acabo abandonando a medias. Solución: sé honesto y pregúntate ¿cuál es el precio que te costará adquirir ese hábito?, ¿Te merece la pena?, ¿estás dispuesto a pagar el precio completo? Luego paga ese precio.
- Renuncias: es que para estudiar tanto debo dejar de hacer otras cosas que me importan y no me queda tiempo libre. Solución: decide honesta y seriamente qué es más importante y define cuánto tienes que renunciar y cuánto no.
- Bajo rendimiento: pierdo mucho el tiempo y al final me Dan «las tantas» estudiando y no he hecho nada. Solución: ponte un límite de horas, cuando acabe el tiempo de estudio, lo dejas por donde vayas y pagas el precio que conlleve (suspender, tener negativos, regañinas, etc.).
- Excusas: encuentro muchas dificultades. Solución: analízalas una a una y busca una solución sencilla para cada una de ellas.
- Es que es muy duro: es muy difícil y cuesta mucho esfuerzo. Solución: te fastidia y lo haces cueste lo que cueste. Fin.
- Pasividad: espero a que me digan lo que tengo que hacer y a que otros se preocupen de cómo voy. Solución: ten iniciativa y pregúntate constantemente ¿qué tengo que hacer ahora para alcanzar mis objetivos? y ¿cómo voy con mis responsabilidades?
- No quiero estudiar: lo he pensado bien y no quiero estudiar. Solución: no estudies.
Como se ve, la única razón lógica para no estudiar cuando debemos hacerlo es que simplemente no queramos hacerlo, es decir, que no nos sale de las narices. En este caso, lo mejor es no estudiar. Eso he dicho, no estudiar. Porque debemos entender y respetar una realidad profunda y radical del ser humano: y es que somos libres. Eso sí, deberemos atengámonos a las consecuencias. Porque la libertad conlleva responsabilidad y la responsabilidad conlleva la posibilidad de equivocarnos y el sufrimiento que conlleva. Como se dice, en el pecado está las penitencia
Por supuesto, hay veces que no hace falta estudiar, el problema viene cuando dejas de estudiar basado en una excusa y no en una decisión personal.
Con este artículo espero ayudaros a motivaros mucho más a estudiar y a saber salir de los bloqueos más frecuentes que todos tenemos y hemos tenido casi siempre que nos proponemos algo. Es natural.
Pero debemos saber que las excusas son tóxicas, por eso, la mejor decisión que podemos tomar hacia ellas es decidir no excusarnos nunca más en nuestra vida, y cuando veamos un problema preguntémonos inmediatamente qué podemos hacer al respecto.
Mucha suerte con vuestros estudios. Un abrazo.
Juan Carlos Beato Díaz
Psicólogo y Coach del Centro IPæ
Soy graduado en Psicología con máster de coaching y Psicología Existencial. Estoy especializado en orientación de adolescentes y rendimiento académico, así como en ansiedad y etrés. En 2013 comencé a formarme en IPæ y en 2018 emprendí su sede en Lucena. Me encanta la escritura y la lectura para formarme. Considero que la terapia se resume en leer, escibir y conversar. Puedes reservar cita conmigo aquí.